domingo, 21 de abril de 2013

EL AMOR ES UNA MIERDA


Queridos lectores de Lady Maña:

Esto es así. El amor es una mierda. Sí. Siento anunciarlo así tan de sopetón, pero es lo que tiene.
Tras 14 años de relación con una persona, matrimonio y divorcio incluido, y tras una especie de llegada sin parar de especímenes a mi vida (a cual peor), pues he llegado a la conclusión de que el amor es una utopía o al menos, está hecho para unos pocos.
Están los que reciben sin dar nada a cambio y los que dan sin recibir nada (y está claro que yo estoy dentro de este grupo, que espero sea minoritario, con cuatro gilipollas en el mundo, vamos ya sobrados. Y sí, me llamo gilipollas. En esto del amor, soy un poco así).

Quizás el problema resida en mí, no quiero hacer un ejercicio de psicología barata. Yo sé cómo soy y
lo que no quiero en mi vida.
¿Lo que quiero?
No sabría decirlo. Quizás busque que me sorprendan. Positivamente. No busco más. No necesito un tío rico ni guapo. Quiero a alguien normal. Pero escasean. Me resulta más fácil encontrar a un guapo, o ricachón que a un tío normal. Aunque resulte curioso.
En este año tras mi divorcio, me han dado tantas tortas que esa frase de la Biblia en la que se dice algo
así como si te dan una hostia, pon la otra mejilla, pues a mí como que no me convence. Vamos, masoca: no, gracias.
He llegado a la conclusión de que me topo siempre con lobos disfrazados con piel de cordero y ya he llegado a pensar que tengo una especie de imán. No puede ser que todos me acudan a mí como moscas a la miel.

Para mi suerte o desgracia, soy una tía que llama la atención. Odio decir esto porque suena bastante presuntuoso y la verdad es que quienes me conocen saben que no me lo tengo nada subido, pero imagino que el metro ochenta que me dio la madre naturaleza, entre otras cosas, operación de pecho incluida, hace que llame la atención del género masculino. Y de toda condición: desde estudiantes jovencitos (lo cual me sorprende bastante pues soy treintañera) a ricos empresarios, montados en el dólar.
Y no. Yo quiero a alguien normal. Joder. No es tan difícil.
O eso parece pero sí que lo es.Y empiezo a creer que cuando yo nací me vinieron a visitar las tres hadas madrinas (como a la Bella Durmiente) y me dieron dones también.
Esta niña va a tener de todo en esta vida: va a tener un físico decente, buen curro, simpatía pero para que no se aburra en su vida cotidiana: que siempre se tope con ranas. Y qué capullas. Ya se podrían haber metido los dones debajo de los faldones. O habérselos dado a otra.

Ya me avisaron a mí de que el mercado estaba mal. Pues no, siento deciros que no está mal. Está lo siguiente.
Y he llegado a la conclusión de que yo quizás ya cierre el chiringuito por una temporada. Estoy harta de que me tomen el pelo porque siempre he creído en la bondad innata de la condición humana y así me ha ido.
Soy pasional y me entrego hasta límites insospechados. Y a cambio, no suelo recibir nada a cambio.
Hace mucho, la primera y única vez que me rompieron el corazón tras mi fracaso matrimonial, porque sí, me lo rompieron, decidí crearme corazas. No una sino muchas.
Una encima de otra.
Y la verdad es que no las suelto. Soy una princesa con corazón de hielo, encerrada en lo alto de su torre de marfil.
Yo cuando amo, lo proclamo a los cuatro vientos sin miedos. Y me da igual todo lo demás.Y me gusta que quien esté conmigo, haga lo propio.
Pero parece que eso hoy en día ya no se estila. Debo pertenecer a la última generación de románticos.
No busco encontrar a un Wordsworth pero no estaría mal un "te quiero" de vez en cuando. Porque eso sí lo echo de menos. Un te quiero sincero.
Ahora se lleva el "bueno, sí, me gustas pero..." Siempre hay PEROS. Y estoy de los "peros" hasta los cojones que la madre naturaleza NO me dio (aunque a veces, siento que tengo más que muchos hombres).
Quizás llegue ese alguien especial pronto. O quizás haya llegado ya. No lo sé. Sigo con mis miedos, mis corazas y apunto de saltar a la mínima.
Y tengo claro que corro el riesgo de petrificar mi corazón y dejarlo así para siempre.
Aunque algo sé y es que estoy harta de ser yo la que siempre tire del carro.
Lady: la que siempre está ahí, la que rescata a la gente, la que cuida de los demás, la que siempre está dispuesta a escuchar.

Creo que ya va siendo de que las cosas cambien y que el viento gire a mi favor.
Joder, ¡¡que me mimen... que no cuesta tanto!!

No sé si me lo merezco pero he iniciado un nuevo viaje y veré donde me lleva.

Ciao gente bella!

Seguid mis andanzas en Twitter: @ladymanya7


jueves, 28 de marzo de 2013

Y ENTONCES LLEGÓ BADOO...


Queridos lectores de Lady Maña:

Reconozco que os tengo algo abandonados, pero es que últimamente mi vida es de todo, menos aburrida.
Y es que desde que las redes sociales entraron en mi mundo, pues oye, el tiempo me cunde mucho menos. Viajo todo el día acompañada del dichoso móvil. Es peor que un novio plasta.
Que quiero ir al baño, ahí está el tío, pitándome continuamente y llenándome la pantalla de avisos, que si un correo de gmail, que si una notificación en Twitter, que si alguien me ha hecho un comentario en Facebook, y por supuesto, los tropocientos mil mensajes que llegan a través de WhatsApp y de Line.

Y yo, como tiendo a ser educadita y respondona (en cualquiera de los sentidos), pues no puedo evitar contestar, contestar y contestar.
Hasta que llega un punto en que dejo de lado cualquier otra afición. Ahora no es que vea series. Ahora, las tengo de banda sonora.
Me acompañan mientras escribo con el puñetero móvil y solo de vez en cuando, levanto la vista para ver si ha pasado algo interesante.
Así que, señores productores de series de televisión: introduzcan una banda sonora de estas que te dejan medio muerto al segundo toque de tambor. Porque si no, gente como yo ni nos inmutamos. Así que... Momento de máxima tensión, redoble de tambores.
Es que...¡me pierdo todo lo interesante!
Pero yo no iba a hablar de móviles ni de redes sociales en general. No. Yo voy a hablar de una en concreto.
Una, en la que para ser más concisa, sólo aguanté una semana y media. Poco más.
Y esta es nada más y nada menos que Badoo.
Sí, ya lo sé. Es una red social para ligar. Bueno, matizo. Para follar. Pero de eso, me enteré después.
La culpable fue una querida amiga mía que me dijo, joer lady, apúntante en esta historia que es muy divertida y conoces a mucha gente.
Pues nada, se sentó conmigo y ella misma me abrió la cuenta, me seleccionó las fotos y todo.
Solo voy a daros cifras. En una semana, mi perfil era de los más populares. Miles de visitas y cientos de mensajes.
Yo, que como antes he dicho, soy educada y "respondona", lo pasé francamente mal al verme atosigada por cientos de machos alfa con las hormonas alteradas. Entusiasmados ante la idea de ligar con una tía de metro ochenta y pechos operados. Olé.
A mí, en cambio, por poco me da un chungo.
Tal era el agobio que yo creo que hasta tenía pesadillas.
Pero aun con todo, saqué anécdotas graciosas. Dignas de mención para el blog.
El que, sin duda, más me llamó la atención fue un tal "calzonazos". Sí, con ese nombre, poco se puede esperar. Pero yo, que suelo tender a ser alma caritativa, pues me dio pena. Y dije, voy a ver qué se cuenta este pobre chiquillo. Y ya de paso, le alegro la tarde, aunque sea por chat.
Bueno, pues contar, poco se contaba el muchacho.
A mí sólo me dijo que quería quedar conmigo. No para conocerme, ni para echarse unas risas, ni para follar (ahí directamente, le hubiera mandado a tomar por culo).
No. Me dijo algo que me dejó a cuadros.
Quería llevarme por la milla de oro madrileña (de oro, dorada o como concho se llame) y comprarme todos los caprichos que se me antojaran. Bolsos, zapatos...
Y yo le dije:
- Vamos, yo te pido un bolsito Prada y me lo compras.
Y el tío me dijo que sí. Con una condición.
Claro, aquí yo pensé lo peor.
Pues no. Me equivoqué y fue aún más surrealista.
El tipo me dijo que quería que yo me descojonara de él en su cara. Vamos, que me riera de él. Así. Sin más.
Ni sexo ni gaitas. Que le humillara.
Yo me quedé ojiplática.
Directamente, le mandé al psicólogo. Mi frase fue algo así como: "no necesitas una mujer. Necesitas un psicólogo que te trate".
Ahí se fue mi primer intento de ligue cibernético. Al psicólogo.

Bien. Tengo otras muchas experiencias. Desde el bombero cachas con complejo de Christian Grey (50 sombras de Grey) que buscaba una Anastasia en toda regla.
Pero claro. Aquí me enfrentaba a un dilema. El tío era un bombón pero... ¿yo Anastasia?
Una cosa es que en el sexo, juegues a lo que te dé la gana pero en la vida real, ¿a todas horas?
Él me decía que yo era su puta preciosa sumisa. Yo le dije que preciosa, sí.
Puta y sumisa, su puta madre.
Y fin de la historia.

Luego claro, también tenía a los "Normales". Estos eran los que sin verme (solo por foto), me decían que se habían enamorado de mí.
Hasta las trancas. Amor a primera vista. Vamos, que debo tener unas fotos cojonudas.
Uno me llegó a decir que pasaría las veces que hiciera falta por delante de mí hasta que yo me enamorara perdidamente de él.
El susodicho era feo de narices. No es que todo se centre en el físico (afortunadamente) pero al principio... Pues algo hace...Y más para el "amor a primera vista" del que todos alardeaban. Yo soy miope pero es que ni con lentes de aumento.

Así que pensé, ¿qué concho se me ha perdido aquí?
Y huí como alma que lleva el diablo y me di de baja.
Creo que es la primera red social de la que me retiro. Por la puerta de atrás. Eso sí, con miles de madrileños "enamorados" que ahora se preguntarán... ¿dónde coño está la Lady?

Pues en Twitter: @ladymanya7 que ahí se liga pero es más llevadero :)

Que disfrutéis de la vida y os dejéis arrastrar por el amor.
Ah y aprovecho para lanzar un llamamiento: Si eres un tío normal, guapo, simpático, comprensivo, elegante, con pasta, formación, alto, divertido, simpático, pues me sigues. Y hablamos.

Vale. Lo pillo. Sigo soltera.





miércoles, 16 de enero de 2013

OPERACIÓN AIRBAG

Desde que era bien chiquita oía yo en mi casa decir aquello de: "Para presumir hay que sufrir". Yo, inocente de mí, creía que este dicho bien hacía referencia a la odiosa depilación con cera.
¿Qué pasa? Que luego llegó el láser y bueno, sufrir se sufre... un poquito. Sobre todo si hablamos de ingles brasileñas...
Pero yo no os voy a hablar hoy de pelos ni de métodos de depilación.
No, qué va...
Os voy a introducir en un mundo algo más "apasionate y glamuroso" porque... Estimados lectores de Lady Maña...
¡¡Me he comprado los airbags más caros del mundo!! (y los signos de exclamación son precisamente para enfatizar el sufrimiento...)
Eso sí, la carrocería es la que había. Ni la he cambiado ni la voy a cambiar... salvo la edad que no perdona y la muy puñetera ya hace sus estragos.
Volviendo al tema central que nos ocupa. Siempre he estado a favor de la cirugía estética, ¿por qué no se puede operar uno si ha de encontrarse mejor? Lo importante es quererse a uno mismo y si para ello, se recurre al bisturí... Bueno, no hay nada malo.
Siempre y cuando esto no se convierta en una obsesión.

Yo decidí operarme el pecho y no por seguir una moda sino porque me hacía falta. Y punto.
Antes había gente que me decía: uy, dicen que esto es como los tatuajes. Una vez empiezas, continúas.
A ver. Vamos a matizar. Llevo un tatuaje. Uno. ¿Me haré más? Pues igual, pero ahora no.
Cirugía estética: llevo una. ¿Me haré más? Pues casi me puedo aventurar a decir que... definitivamente, no.
Y eso que el resultado es espectacular. Estoy contenta pero:

1. Es caro de narices.
2. Casi me muero... ¡Pero literal! y no me considero una tía quejica. He aguantado cosas dolorosas como una jabata pero, uf!

Como no quiero que esto sea un blog médico ni que explique los pros y los cons de la operación y su post-operatorio, solo os diré que estos días me he sentido como si tuviera un elefante sentado en el pecho con una caja de cerillas encendidas en el culo.
Y perdón por la expresión. Pero es lo que hay.

Ayer le decía a mi madre. Me siento como Scarlatta O'Hara en "lo que el viento se llevó", oprimida con la banda que me cruza los pechos.
Respiro mal y me cuesta hablar.
Así que no voy a coger un puñado de tierra y decir aquello de "juro no volver a pasar hambre" (para eso tengo a mi madre que me ceba).
Si no que, ahora sí me atrevería a decir: "juro no volver a pasar por esto salvo extrema necesidad". Amén.

Me podéis preguntar: ¿sigues siendo partidaria de la cirugía estética? Mi respuesta es rotunda: Sí. Todo lo que ayude a sentirse bien con uno mismo es digno de ser realizado.

Siguiente pregunta: ¿Volverías a hacértelo tú?

Respuesta 1: Pasapalabra.
Respuesta 2: Preguntadme mejor en veranito. Ya se me habrá olvidado ;)

Ciao gente bella!!!


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